Se manifiesta por una variedad de síntomas como; disminución de la atención y de la concentración, peor calidad del sueño, cambios en el patrón de la ingesta, estado de ánimo más bajo del habitual, fatiga…

Dificultad para relacionarse con los demás, acompañado de malestar y de una conducta evitativa respecto a las relaciones sociales.

Presencia de sensaciones físicas (falta de aire, taquicardia, sudoración, boca seca, mareo…) acompañadas de pensamientos negativos (me voy a morir, me va a dar un ataque al corazón…) y de emociones como el miedo o la angustia.

Conflictos de pareja, rupturas, incertidumbre en la relación, solución de problemas…

Presencia de una experiencia traumática la cual está provocando una serie de pensamientos negativos e inseguridades sobre lo ocurrido.

Miedo o ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del individuo concerniente a su separación de aquellas personas por las que siente apego.

Presencia de conductas agresivas verbales (faltas de respeto mediante insultos, manipulación…) y/o conductuales (golpear, tirar objetos...), las cuales dan lugar a vínculos relacionales desadaptativos.

Juego problemático persistente y recurrente, que provoca un deterioro significativo y se manifiesta por: Estar nervioso o irritado cuando intenta reducir o abandonar el juego, tener la mente ocupada en los momentos de juego (p. ej. Reviviendo continuamente con la imaginación experiencias pasadas, condicionando o planificando su próxima jugada), el deseo de jugar cuando siente desasosiego (p. ej. desamparo, culpabilidad, ansiedad, depresión), mentir para ocultar su grado de implicación en el juego, poner en peligro o perder una relación importante, un empleo o una carrera académica o profesional.

Preocupación constante a tener algún problema de enfermedad que todavía no se ha encontrado. Se manifiesta con conductas de búsqueda en internet de los síntomas propias y conductas de comprobación (examinar las zonas afectadas).

Dificultad para identificar cómo me siento ante ciertas situaciones y en el manejo de las emociones, para afrontarlas de una manera adecuada.

Presencia de una forma de ser que provoca consecuencias negativas en varias esferas de la vida cotidiana (social, familiar, laboral…).

Desarrollo de síntomas emocionales (ansiedad, tristeza, rabia, preocupación…) o del comportamiento en respuesta a un factor o factores de estrés identificables (ruptura de una relación, cambio de trabajo, de instituto, de ciudad/país…).

Aparición de síntomas ansioso-depresivos debido a una pérdida. Se puede manifestar por la dificultad de retomar con la rutina previa a dicha pérdida una vez ha transcurrido un tiempo determinado.

Emisión repetida de orina en la cama o en la ropa, ya sea de manera involuntaria o voluntaria. Excreción repetida de heces en lugares inapropiados (p. ej., en la ropa, en el suelo), ya sea involuntaria o voluntaria.

Infravaloración de las fortalezas de la persona y sobrevaloración de los aspectos negativos, provocando un malestar general sobre la valía de la persona.

Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica (p.ej., volar, alturas, animales, administración de una inyección, ver sangre). El objeto se evita o resiste activamente con un malestar intenso y es desproporcionado al peligro real que plantea.

Déficit en la capacidad de llevar a cabo una comunicación social adecuada, es decir,  dificultad para comprender/expresar los mensajes (verbal y no verbal) en las interacciones sociales.

Presencia de pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes, que se experimentan como intrusas o no deseadas. Se intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o neutralizarlos con algún otro pensamiento o acto.

Presencia de una imagen corporal negativa y comportamientos inadecuados en relación a la ingesta y al aspecto físico (restricción alimentaria, alimentos prohibidos, atracones…).

Presencia de alteraciones en el ciclo de sueño-vigilia, debido a problemas para conciliar el sueño, despertares nocturnos, insomnio, pesadillas…

Ansiedad y preocupación excesiva (anticipación), en relación con diversos sucesos (trabajo, estudios, familia, amigos, salud…). A la persona le es difícil controlar la preocupación, la cual puede provocar otros síntomas (inquietud, fatiga, irritabilidad, baja concentración, tensión muscular y problemas del sueño).